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El álbum de fotos

Lo que queda de mí

Fernando R. Ortega
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AMORES SIN ESPINAS
Vendemos amores sin espinas,
saldos de sentimientos sin fondos ni olor,
¡pases falsos a la felicidad!
Se compra ilusión transparente, gélida, arcos iris de barro,
sueños de papel couché encuadernados.
Alquilamos trances falsos, inocuos,
¡apenas intangibles!
por acceder soñando a la verdad, a la felicidad,
a la ida a ese paraíso sin orilla.
FIESTA
Bailando sin música oigo los pasos
dibujados por la orquesta
en el suelo que ahora arranco;
con mis manos temblorosas, deshojo
las baldosas azules y blancas, tablero de ajedrez,
ayer pintadas con la última pieza;
silencio en el salón: las notas desaparecieron
por la brisa de tu respirar olvidado,
cuando el maestro postró su batuta
en tu corazón descansando.
HE MUERTO
He muerto; he resucitado cuando al abrir mis ojos
me atrapó la raya de tu espalda dorada.
Te odio; te amo cuando me miras con los traslúcidos
sentimientos alojados en tu ajada alma vagabunda.
Te lloro; te río cuando me entregas
dentro de tus lánguidos labios de deseo
las traspuestas noches sin luna.
Te olvido; te necesito cuando, agotada la luz,
siento helor en el trozo de vida donde reinas
portando el cetro de invicta amante;
Te pierdo; te encuentro cuando las llamas de mi soledad
recorren alocadas tras jaulas de pájaros
guiándome hacia tus pasos dejados en ríos de asfalto;
Te borro; te dibujo cuando el vaho se pega
en los cristales de mis lágrimas
domadas por tu llama algodonosa infinita;
Te veo; te escondo cuando cruzamos
hacia los paraísos invisibles de tus metáforas
de colores en blanco y negro camuflándose
en sueños grabados en el fondo de tu cama;
Te quiero; te amo cuando sólo eres tú,
por ser solamente tú.
DIEZ
Son mis renglones torcidos:
no supero la decena por más que encuaderno
mis estrofas dedicadas a poetas ascetas,
por más que intento hilar las bobinas de palabrerías,
coserlas sin guía a las rayas de esta inerte hoja
con fondo paciente y postura indecente;
—no lo consigo—
¡levanta papel!
¡no vaya a ser que hasta el blanco te haya de ver!
llegó el final y no superé los diez:
diez renglones, diez mandamientos, diez tormentas.
TRAS LOS CRISTALES
Miles de notas bailan al son de la música
que tocan las gotas de agua tardía;
juegan cuando saltan en los cristales de mi espalda
pintada de malva y oro:
tac-tac-tac, replican una y otra vez, sin pudor;
encriptadas paredes de la vergüenza
nos separan cada mañana;
andamos entre eriales de almas desperdigadas
cosidas a fondos de armario
repletos de sudarios añiles.
SUEÑO POR DESCANSAR
Sueño por descansar,
cerrar las ventanas que presiden
cada día la guía de mi vida;
recostarme en sillones de piedras pintadas:
cojines invisibles donde apoyar mi cabeza
gastada por pesados mensajes
que cayeron en la continuidad,
durmiendo en hoteles del tiempo,
sin abonar renta por sus azoteas,
con la inútil intención de encontrar descanso
en el primer rellano que se me ofreciese
para revivir tardes de siesta;
fiestas con volantes de colores
colgado de tus labios;
—sueño por un sueño—
sueño para dejar de soñar.
ME DUELE
Me duele
ver la sangre sobre el asfalto
esparcida por banderas sin colores;
me duele
ver la sangre en las aceras
desechadas por agujas de plata;
me duele
ver la sangre en tu mano
salpicada por cruzar hacia una cara más bella;
me duele
ver la sangre en el cuchillo
atravesando ilusiones por ritos funestos;
me duele
ver la sangre en el aire
agarrada a gargantas jadeantes de goles;
añoro la sangre en el suelo
parida sobre adoquines intantiles.
PINTURAS DE GUERRA
Al cerrar aquella puerta dije adiós
a los trazos en mi cara dibujados;
cuando salí al campo de batalla
aquel trozo de madera impuso la ley
del silencio, del olvido, dejando el mañana vacío;
llenaré el ayer con limpias visiones
de espacios por rescatar;
segundos que se fueron
—que se esfuman—
escapándose entre las manecillas del reloj.
F
¡Fornida forma de efe!,
fuerte como la fama,
famosa como una fuente,
flaca con flequillo,
filón de frugales fastidios,
falange furtiva a la fuga,
fuerte formadora de fantasías,
formidable flanco de flores,
frontal fervoroso de favores felinos,
falaz frase fatigando al fustigador,
folletín de fervientes fusilamientos,
fanfarrona fulana sin fuelle,
feliz final de fábula fabricada.
APRENDIENDO A VIVIR SIN TI
Imposible cumplir hoy
este mandamiento humano
—no aprendo a vivir sin ti—;
en el balanceo de la vida, encuentro lecciones
diarias que jamás deseaba aprender,
enseñanzas magistrales de expresiones arrugadas
por el paso de un tiempo inexistente;
tampoco conozco la línea donde ver
como se ama sin estar, sin ser, sin soñar;
falsas apariencias para páginas en blanco;
bienaventurado el que ama sin entregarse a la nada
de él será el reino de la infelicidad.
DE ROJO Y NEGRO
Rojo pasión, negro zaino,
piezas instaladas en tu mirada de agitadora:
ventisca anarquista, libertadora cruzando la línea
de estas vidas amordazadas a nuestro muelle
sin barcos, ni redes, ni trozos de esparto;
rojo fuego, negro amanecer.
ME ENAMORO
Abriéndos las puertas del corazón
sufro cada día...
porque me enamoro:
enamoramiento mañanero y madrugador,
amor de medio día con té y pastas,
azogue amoroso en la merienda,
pan y aceite en la cena de amor,
encuentro de preludio amante
en la oscuridad del amor nocturno.
AQUEL DÍA
Aquel día no llegaba a amanecer;
simplemente la noche se iba,
desvaneciéndose la oscuridad;
la luz jamás atravesó el umbral
de la ventana que cada mañana abrías;
—ese día no llegaba—:
el sol se abonó al luto
cubriéndose con la sotana del olvido fugaz:
se vistió de toga comprada;
tu día ni siquiera hizo por venir:
olvidaste vendar la luna llena
dejando colgado del cielo miles de adioses,
un mar seco de olas, barcos de flores secas,
susurros que jamás se cansaron
al esperar en el balcón de mi esperanza.
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Copyright ©Fernando R. Ortega, 2005
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Fecha de publicaciónMayo 2006
Colección RSSTrasluz
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